La madrugada del miércoles, en el cantón Jaramijó, la Policía Nacional puso fin a la fuga de uno de los criminales más perseguidos del país. Michael Josimar Castillo Quiñónez, conocido como “Michael”, fue capturado tras un operativo de inteligencia que lo rastreó hasta un barrio de Nuevo Reasentamiento, donde intentaba pasar desapercibido bajo otra identidad.
Castillo Quiñónez figuraba como el hombre más buscado de Esmeraldas. Sobre él pesaban órdenes de captura por asesinato y delitos graves como extorsión y robo agravado. Su prontuario lo convirtió en objetivo prioritario de la justicia ecuatoriana y en motivo de alerta roja por parte de la Interpol, que lo señalaba como una amenaza de alcance internacional.
Para mantenerse prófugo, utilizaba un mecanismo recurrente: suplantaba identidades, incluso la de su propio hermano. En el momento de su detención, se identificó como Fricson Kevin Castillo, de 19 años, pero los cotejos biométricos y papiloscópicos realizados por Criminalística revelaron su verdadera identidad.
El operativo se ejecutó con precisión. Agentes especializados llegaron hasta el domicilio donde se escondía el fugitivo y lograron detenerlo sin incidentes. La operación contó con apoyo interinstitucional del Registro Civil, la Fiscalía e Interpol.
Durante la audiencia de flagrancia, realizada al día siguiente, se confirmó que los documentos de identidad con los que intentó engañar a las autoridades no correspondían a registros oficiales. El juez dispuso su prisión preventiva, mientras avanza el proceso judicial en su contra
La Policía Nacional destacó que la captura representa un golpe contra el crimen organizado en Esmeraldas, provincia que atraviesa una de las crisis de seguridad más graves del país. “Nuestro compromiso es actuar con firmeza y coordinación para neutralizar a quienes amenazan la seguridad ciudadana”, señaló la institución en un comunicado.
Habitantes de Jaramijó reaccionaron con sorpresa al conocer que en su comunidad residía uno de los prófugos más peligrosos del Ecuador. “Nunca imaginamos que esa persona que veíamos pasar por la calle era buscada a nivel internacional”, dijo un vecino del sector, bajo reserva de su identidad.
La detención de Castillo Quiñónez es un recordatorio de cómo los delincuentes recurren a identidades falsas para prolongar su huida. También evidencia la importancia de la cooperación entre instituciones para cerrar el cerco contra el crimen.
Con su captura, la justicia ecuatoriana busca enviar un mensaje claro: tarde o temprano, quienes intenten evadir la ley serán localizados