Tras más de un año de conflicto, la Franja de Gaza vive un alto el fuego desde el 19 de enero de 2025, el primero desde noviembre de 2023. Este cese de hostilidades, fruto de un acuerdo entre Israel y Hamás, busca permitir el intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, mientras la región permanece devastada y enfrenta un futuro incierto.

El acuerdo estipula que Israel liberará a 1.900 prisioneros palestinos en un plazo de seis semanas a cambio de 33 rehenes israelíes retenidos por Hamás. Entre los liberados se incluyen 1.167 detenidos desde el inicio del conflicto el 7 de octubre de 2023 y 737 que ya estaban encarcelados, algunos condenados por delitos graves, como Zakaria al Zubaidi, excomandante del brazo armado de Al Fatá en Cisjordania.

Hamás liberará a los rehenes en fases semanales, culminando con la liberación de 14 personas en la sexta semana. Las condiciones del intercambio varían según la categoría de los rehenes: mujeres, niños y ancianos equivalen a 30 prisioneros liberados por cada uno; rehenes enfermos, 110; y mujeres militares israelíes, 50. En el caso de dos cautivos de larga data, Avera Mengistu y Hisham al Sayed, se liberarán 30 prisioneros por cada uno. Israel también devolverá a más de 1.000 detenidos de Gaza a cambio de los cuerpos de rehenes fallecidos.

El futuro del acuerdo incluye una posible segunda fase para negociar la liberación de otros rehenes y un cese definitivo de las hostilidades, acompañado de la retirada completa de las tropas israelíes. Sin embargo, el panorama en Gaza es sombrío: más de 46.900 palestinos han muerto desde el inicio del conflicto, y la infraestructura del enclave está en ruinas, con ayuda humanitaria comenzando a fluir desde Egipto.

En Israel, el acuerdo ha generado divisiones políticas. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, abandonó la coalición gubernamental en señal de protesta, debilitando al primer ministro Benjamin Netanyahu, aunque su posición no parece estar en riesgo inmediato.

Mientras tanto, Hamás se consolida como la principal autoridad en Gaza, pese a los esfuerzos de la Autoridad Palestina por asumir el control. Mahmoud Darwish, líder político de Hamás, hizo un llamado a la unidad palestina, mientras Israel asegura que el alto el fuego no implica aceptar la permanencia del poder de Hamás en la región. Según el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, el objetivo sigue siendo desmantelar las capacidades militares y gubernamentales del movimiento islamista.

En medio de esta frágil tregua, la esperanza de una solución duradera convive con la desconfianza y el dolor de un territorio marcado por años de violencia.

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