Lo que parecía un acto protocolario se transformó en un grave incidente de seguridad. El pasado 17 de octubre, durante un evento oficial en Babahoyo, donde el presidente Daniel Noboa entregaba beneficios a agricultores, su equipo recibió un obsequio por parte de una emprendedora que participaba en la actividad.

Dentro del paquete se encontraban varios productos elaborados artesanalmente, entre ellos mermeladas y una botella de mistela. Tras los controles de rutina del equipo de seguridad presidencial, se detectó que tres de los artículos presentaban irregularidades. Al someterlos a análisis químicos, los resultados revelaron la presencia de sustancias altamente tóxicas, entre ellas cloruro de tionilo, cloroetanol y antraceno, compuestos que pueden resultar letales si son ingeridos.

Gracias a los estrictos protocolos de seguridad, el presidente no consumió ninguno de los productos y se encuentra en perfecto estado de salud. Los elementos fueron trasladados a laboratorios especializados para determinar su composición exacta y el origen de las sustancias contaminantes.

Las autoridades mantienen abierta una investigación para identificar quién preparó y entregó los productos, así como para establecer si se trató de un acto premeditado o de una posible manipulación posterior.

El hecho ha generado preocupación a nivel nacional y ha encendido las alertas sobre la seguridad del mandatario y de las delegaciones oficiales que participan en eventos públicos. Desde el Gobierno se ha reiterado que se están reforzando los protocolos de revisión y control en todas las actividades presidenciales.

Este incidente pone nuevamente en debate la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección del Estado y la vigilancia en torno a la figura presidencial, especialmente en actos donde existe contacto directo con la ciudadanía.

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