Aldair Bajaña, en su adolescencia y en esas largas vacaciones, prefería pasar en casa de su primo a quien le gustaban los tatuajes, él lo incentivó a que aprovechara su don de dibujar que desde niño tenia. Viendo videos en YouTube inició, realizó una pequeña maquina artesanal, y ya con 12 años hizo uno de sus primeros tatuajes al comienzo lo veía como un juego, pero lo que no sabía es que pronto ese juego se convertiría en su labor diaria.
Su sueño era ser policía, pero por circunstancias de la vida no logró realizarlo, se enfocó en sus estudios universitarios, cursó varios semestres en la carrera de Agropecuaria, pero pronto se convertiría en padre y decidió casarse, teniendo ahora como prioridad buscar un trabajo que le permita sustentar su hogar y continuar estudiando. La escasez laboral y el bajo salario en ese tiempo los conllevó a retomar lo que un día había dejado a un lado >> los tatuajes<< aunque no fue fácil, tuvo que realizar seminarios, capacitarse y observar videos a diario que le ayudaran en esta labor, siempre contó con el apoyo de su familia que gracias a ellos pudo terminar su carrera universitaria obteniendo el título de ingeniero agrónomo.
Inició desde cero, comprando poco a poco los implementos, haciendo tatuajes con cita a domicilio hasta que el salario le ayudara alquilar un local para ofrecer una mejor atención, actualmente tiene 6 años en esta profesión y cuenta con su establecimiento ubicado en las calles mejía entre García Moreno y 5 de junio en Babahoyo.
¨La práctica lo es todo¨ como todos, dice que tuvo errores en sus primeros tatuajes, de los cuales aprendió a ser precavido y revisar por reiteradas ocasiones el diseño que el cliente solicita, realizar un tatuaje no es fácil siempre hay que trabajar con precaución; el cliente debe ser pacientes y valiente al soportar horas de dolor para que todo quedase bien. Bajaña, dijo que jamás se tatuaría que su trabajo solo seria para quienes lo soliciten, pero con el paso del tiempo sus ganas de experimentar lo cambiaron de decisión, hoy a sus 26 años ya tiene 18 tatuajes en su cuerpo.
Aunque muchas personas no se sienten a gusto o no comparten este arte y que en su mayoría discriminan a quienes plasman en su cuerpo los tatuajes, él se siente bien como persona y haciendo su trabajo ¨un tatuaje no cambia a nadie, seguimos siendo los mismos¨.
Anhela en algún momento tener otro local, mas amplio con mayor comodidad para la atención y también no pierde las esperanzas que se dé la oportunidad de irse a otros horizontes y probar suerte con su trabajo.